jueves, 31 de enero de 2013

La asamblea de 1813

De la escuela primaria me acuerdo aquello de la "libertad de vientres", la disposición que le daba la libertad a los hijos de los esclavos a partir de allí. Eran años de historia inmunizada, deslavazada, esterilizada. Nada verìamos allí de las traiciones de nuestra oligarquía, de la lucha de nuestros hermanos por la democracia y la libertad real, política y económica.

No obstante, lo de la libertad de vientres no estaba tan mal, si pensamos que EEUU tuvo que vivir una guerra 53 años después para terminar con el esclavismo y otros paìses americanos, al continuar bajo el yugo español, recién lo conseguirían casi un siglo después. Claro, no es que se terminó con la esclavitud con aquella norma, hubo que esperar unos 40 años para que sea sancionada en la Constitución de 1853 y, hasta el día de hoy se descubren trabajadores rurales y textiles en condiciones de casi esclavitud ahora al menos, ilegal.

Recién escuchaba en la TV pública (dónde si no, en los otros canales se habla de culos) que la asamblea preveía la declaración de independencia (entre 1810 y 1816 vivimos una especie de autonomía no explícita) pero que las derrotas en Vilcapugio y Ayohuma y el retorno de Fernando VII al trono español, acobardaron a la oligarquía terrateniente bonaerense por lo que se optó por medidas menos asertivas desde lo bélico y político. A su vez, nuestra clase dominante (que lo sería por lo menos casi un siglo y medio más), estaba en pugna en contra de la democracia directa y el federalismo de Artigas y sus aliados, pero sobre todo, de sus bases criollas y originarias.

Bien, veamos algo más de la Asamblea, que comenzaba sus sesiones un día como hoy, hace 200 años.


La Asamblea General del año XIII se declaró soberana, omitió el juramente de fidelidad a Fernando VII (recordemos que la Revolución de mayo de 1810 se declaró fiel a aquel mandatario depuesto por entonces por la invasión Napoleónica) y asumió la representación de las provincias. Los diputados juraron: “¿...prometen a la patria desempeñar fiel y exactamente los deberes del sublime cargo … promoviendo los derechos de la causa del país al bien y felicidad común de la América?”, lo cual marca un gran avance político en en camino siempre añorado de la patria grande de San Martín y Bolívar.

También dispuso la acuñación de moneda nacional, el establecimiento del escudo e himno y la adopción de la escarapela, la abolición de
la Inquisición y las torturas y quemó los instrumentos de tortura en las plazas públicas, marcó la supresión de los títulos de nobleza y el mayorazgo.  Derogó la mita, la encomienda, el yanaconazgo y el servicio personal de los indios (repugnantes formas racistas y eurocéntricas devenidas del maridaje españa-iglesia católica), bajo todo concepto, incluyendo el servicio a las iglesias y párrocos y libró a los indios de la obligación de pagar el tributo. Proclamó la teoría de la representación política y declaró el principio de la soberanía del pueblo y puso fin al tráfico de esclavos. 


Fragmento del manifiesto inaugural de la Asamblea el 31 de enero de 1813:

"Si hubiéramos de calcular los designios de la naturaleza por el resultado práctico de los sucesos humanos, sería preciso suponer que la esclavitud era el dogma más análogo a nuestro destino, y que él debía ser la única base de las primeras combinaciones de un legislador. Pero aunque el cuadro del universo no ofrece por todas partes, sino un grupo de esclavos envilecidos por la servidumbre, o acostumbrados ya a la tiranía: y aunque los esfuerzos de las almas libres, al fin sólo han servido de trofeos al despotismo, presentando en la historia de los pueblos una constante alternativa de gloria y degradación; sin embargo, la libertad existe en los decretos de la naturaleza, y por su origen es independiente de todas las vicisitudes de los siglos." Fuente: Argentina.ar


Diputados.
Buenos Aires: Hipólito Vieytes, Valentín Gómez, Vicente López y Planes y José Julián Pérez; Salta: Pedro Agrelo y José Moldes; Córdoba: Juan Larrea y Gervasio Posadas; Corrientes: Carlos de Alvear; San Juan: Tomás Antonio Valle; Mendoza: Bernardo Monteagudo; Santiago del Estero: Mariano Perdriel; Catamarca: José Fermín Sarmiento; La Rioja: José Ugarteche; Tucumán: Nicolás Laguna y Juan Ramón Balcarce; San Luis: Agustín José Donado; Jujuy: Pedro Vidal; Entre Ríos: Ramón Eduardo Anchoris; Santa Fe: José Amenábar; Luján: Francisco Argerich. Chuquisaca: José Mariano Serrano y Ángel Mariano Toro; Potosí: Simón Díaz de Ramila y Gregorio Ferreira; Mizque: Pedro Ignacio de Rivera. 

En abril fueron electos los diputados de Artigas, pero fueron rechazados por la Asamblea usando tal vez el primer formalismo institucionalista, propio de los conservadores de ayer y de hoy. Hoy siguen usando esas mismas argucias de leguleyo para oponerse a todo cambio. Son particularmente evidentes en los radicales actuales, ya lamentablemente vencida la rica impronta Yrigoyenista de aquel partido. Yrigoyen sólo existe hoy como enunciado y como rostro, ya vacío por completo de contenido. 

El Artiguismo propulsaba un fuerte federalismo, a tal punto opuesto al designio bonaerense que los diputados fueron enajenados de la autoridad de las provincias a las que se les vetó la posibilidad de reemplazarlos. Fueron llamados diputados de la nación y no de las provincias, para que quede claro.

Los que inaguraron las sesiones fueron Carlos de Alvear (electo presidente, ¿se puede agregar algo cuando el apellido lo dice todo?), Mariano Perdriel, Juan Larrea, Gervasio Posadas, José F. Sarmiento, Vicente López, Hipólito Vieytes, José V. Gómez, Francisco Argerich, Tomás A. Valle, Juan Ramón Balcarce, José Ugarteche, Pedro Vidal, Bernardo Monteagudo, Agustín Donado, Pedro Agrelo y José Moldes.

La asamblea sesionó hasta enero de 1815, cada vez con menos facultades y coartada por el centralismo porteño y la cobardía de los terratenientes, terminando siendo casi una pantomima. 

No obstante, y sin dejar de lamentar el desconocimiento de ciertos derechos civiles de los pueblos, los más humildes, celebramos aquellas tan adelantadas resoluciones progresistas.



Esteban Càmara

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