jueves, 15 de mayo de 2014

Mónica Graciela Santucho

Muchas veces, las personas al saber mi posicionamiento político - ideológico y mi relación con la lucha por los derechos humanos y los sucesos de la década del '70 suelen decirme algo así como:

"Pero los militares actuaron frente a la violencia y las muertes que produjo la izquierda". Normalmente, a partir de ahí sobreviene una pausa. No es fácil para mí seguir 30 años después lidiando con la teoría de los dos demonios.

Primero tomo aliento. Luego, en un principio tiendo a dar una respuesta larga: El origen de la violencia política en la Argentina ... y viajo hacia atrás en el tiempo, los fusilamientos de Trelew (1973), Felipe Vallese, el obrero peronista desaparecido (1962), los fusilamientos del basural de José León Suárez (1956), el bombardeo de plaza de mayo (1955), la semana trágica (1919), la masacre de la patagonia (1920-22), la masacre del quebrachal chaco-santafesino (1920), el asesinato del Chacho Peñaloza ... y podría seguir. O sea, la violencia política no la empezó la izquierda o el peronismo, empezó mucho antes desde los intereses oligárquicos. Por otra parte, conceptualizo, la dictadura militar tomó el poder para imponer un plan económico y "disciplinar el país", como sus mismos jerarcas han reconocido recientemente.

Ahora, realmente, esa explicación es, amén de exacta, demasiado larga y complicada para lo que son habitualmente mis interlocutores, afectos a los chismes de alcoba, al bochinche y al gaterío televisivo y no suelen disponer de tanta concentración.

Entonces últimamente he optado por la respuesta corta:

"Mónica Graciela Santucho". Eso digo solamente.



Una historia:

El 3 de diciembre de 1976, fue asaltado violentamente el domicilio de Melchor Romero, La Plata, en donde se encontraba la familia de Catalina Ginder y Heldy Rubén Santucho (ambos militantes políticos de Montoneros) con sus hijos Mónica, de catorce años, Alejandra de 10 y Juan Manuel, de apenas 2 años. Catalina alcanzó a gritar "¡No disparen, hay chicos!". Eso posibilitó que Mónica con Juan Manuel en brazos y Alejandra cruzaran la tapia hacia una casa vecina. 

Mónica Graciela Santucho
Por ese entonces yo estaba por cumplir 16 años y tenía esa misma cara de niñez en riesgo.

Los padres de Mónica fueron asesinados allí mismo (posteriormente ingresados como NN al cementerio de La Plata) y Mónica, que fue testigo de los homicidios, secuestrada. A pesar de sus 14 años fue torturada, mantenida en cautiverio en diversos centros clandestinos (chupaderos) y asesinada a fines de enero o principios de febrero de 1977. No se supo nada más de ella hasta mayo de 2009, cuando en el marco de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas llevada adelante por Equipo Argentino de Antropología Forense, Mónica fue identificada. Los restos de la joven habían sido inhumados como NN en una fosa común del cementerio de Avellaneda entre enero y febrero de 1977. Sus hermanos y otros familiares pudieron de esta manera conocer el destino final de Mónica. El 14 de octubre de 2009 sus restos fueron inhumados en el cementerio de Bahía Blanca. 

Fue la Nº 99 de las recuperaciones de niños secuestrados durante la dictadura, lamentablemente, de sus restos.

¿Era acaso Mónica, esa apenas nena que puso a salvo a sus hermanitos, el "otro demonio"? ¿Ése demonio que era necesario secuestrar, desaparecer, robar, violar, torturar, tirar viva de aviones, asesinar, difamar, destruir, anular, aniquilar?

¿Podés sostener la teoría de los dos demonios y mirar a los ojos a otras Mónicas, a mi hija Julieta de hoy 13 años, por ejemplo?




Fuentes: 
http://www.abuelas.org.ar/comunicados/restituciones/c39.htm
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-135121-2009-11-12.html




Esteban Cámara

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