jueves, 20 de septiembre de 2012

En respuesta a las cacerolas


Como se ha pedido reiteradamente por parte de los sectores afines a los caceroleros argentinos que se manifestaron el jueves 13/09/12, voy a intentar analizar sus expresiones con la mayor objetividad posible por parte de un sujeto.

En primer lugar, recopilo de los diversos medios de prensa y de las fotos subidas a internet un listado completo, a saber:

1. Reclamos contra la inseguridad.
2. Reclamos relacionados con el impuesto a las ganancias.
3. Reclamos en contra de deficiencias en el transporte urbano.
4. Reclamos contra la inflación.
5. Reclamos por defectos en el sistema de salud.
6. Contra las restricciones a la compra de dólares.
7. Contra las restricciones a la importación de artículos, generalmente suntuarios.
8. Acusación de no republicanismo de este modelo, en un pañuelo que parodia el de las madres de plaza de mayo.
9. Reclamos en contra de las ayudas sociales.
10. Contra la corrupción (alegada).
11. Conta la dictadura (alegada).
12. Contra el abuso de la cadena nacional (alegado).
13. Deseos de muerte e insultos a la presidente.
14. Consignas nazis y otras discriminaciones por raza.
15. Reivindicación de genocidas
16. Reclamos por hambre (“En barrio Norte también tenemos hambre”).

Análisis

Lo no expresado

Siempre me resulta interesante buscar, en los discursos, los elementos faltantes. Dentro de esta panoplia de reclamos probables o improbables, es importante destacar aquellos pedidos que no se han expresado, pero que fueron constantes en casi todos los restantes momentos históricos de la relación gobierno-pueblo. En este sentido, falta el reclamo por trabajo, por comida (a excepción del punto 16, por un cartel en hoja A4 con letras de impresora y esgrimido por una mujer de mediana edad y de evidente clase media-alta: evidentemente un chiste … y de mal gusto) y por vivienda, anteriormente los más escuchados.

En primer lugar, está claro que el origen de clase de los caceroleros es ajeno por completo a estos reclamos en particular, pero es evidente que, al menos los dos primeros (trabajo – comida) han desaparecido de cualquier expresión multitudinaria y popular. El reclamo por la vivienda sigue existiendo y la falta de ella es un problema realmente preocupante y de difícil resolución. Insisto, no es un problema mayoritario en el sector social que se analiza aquí. Peor aún, conociendo por mi historia personal el carácter exclusivo de determinadas pertenencias barriales y de clase, el sólo hecho de enunciar este problema podría acarrear la mirada desaprobatoria del resto del grupo, o eso seguramente podría temerse.

De los enunciados existentes 

Voy a ir agrupándolos para su análisis, excluyendo el punto 16 por razones de seriedad.

a) Los puntos 13, 14 y 15 representan expresiones de odio o pertenecen a un espectro ideológico ultraderechista y por lo tanto reprobable y reñido con la democracia. El método de evaluación que habitualmente uso consiste en, en primer lugar, adjudicarle validez al postulado la, para luego explorar sus causas y posibles efectos. Finalmente, de ser falaz a mi juicio, así lo consigno. Prima facie, una consigna apologética del delito, discriminatoria o manifiestamente contraria a cualquier posibilidad de convivencia es imposible de analizar con tal método.

b) Los reclamos sobre defectos alegados

Respecto de la corrupción, las pruebas se deben remitir a la justicia y no tiene sentido analizar sobre supuestos. 

Respecto del carácter dictatorial alegado para este gobierno el mismo es contradictorio con la posibilidad de expresarlo sin represalias, tal como se dio. Asimismo, las constantes ofensas, acusaciones y ataques a los miembros del gobierno efectuadas por cierto sector de la prensa y que no son represaliadas por ninguna vía demuestran un estado de la libertad de expresión previamente nunca visto en nuestro país. Paradójicamente, estos virulentos reclamantes por la libertad de expresión han golpeado duramente a todo aquel periodista que consideraron pensar diferente de ellos. Por estas dos causas, este reclamo es infundado.

En lo que hace al abuso de la cadena nacional, alegado por los manifestantes, es cuestión opinable. A mí me parece la única forma de que la población conozca los actos y objetivos de gobierno dada la política hostil, tergiversadora e invisibilizadora de los enormes grupos económicos que manejan los medios mayoritarios. Pero bueno, estamos en democracia y si les parece excesiva recurran al parlamento para que le ponga límites al gobierno en el uso de la cadena oficial. Así funcionan las instituciones, cosa que un defensor de las mismas debiera conocer.

c) Punto 9

La queja respecto de las ayudas sociales requiere una disquisición compleja. Dudo que haya un solo país en el mundo en donde, existiendo grupos marginalizados, no exista alguna forma de ayuda social. No obstante, cierto pensamiento liberal arguye que la ayuda social es negativa respecto de la pujanza económica porque la gente que aporta (pudiente “gracias a su dinamismo y/o capacidad”, según consideran quienes expresan este concepto) en algún momento se cansarían de crear riqueza y querrían vivir sin “hacer nada” como aquellos que se supone que viven de la ayuda social.
Por otra parte, el sector quejoso sospecha que la ayuda social es la causa excluyente del abrumador triunfo en las urnas del gobierno (producido 10  meses atrás) con un 55.4% de los votos.
La argumentación relativa a este punto requiere de un minucioso análisis:

1- Es opinable que las clases medias y altas sean más dinámicas o trabajadoras que las clases bajas. Para mí, que conozco las “villas” como pocos pero a su vez fui criado en un barrio cogotudo, es exactamente al revés. Uno ve a la pueblada salir masivamente de las villas antes de las seis de la mañana, en sus bicicletas y retornar recién a la tarde, sudorosos y cansados. En los barrios acomodados, en cambio, la salida de la gente se produce más tarde y vuelven más temprano, casi invariablemente en sus coches, siempre limpitos y perfumados, sin mayores muestras de esfuerzo. Ya a su nacimiento, la acumulación de bienes y medios de producción por parte de las familias pudientes hace que sus hijos partan adelantados en la carrera de la subsistencia.
2- Nadie “vive” de la ayuda social, es obvio (por su monto) que ésta es sólo un complemento que en el mejor de los casos apenas supera el nivel de subsistencia. Al resto se lo ganan con su esfuerzo.
3- El ánimo “trabajador” o no de las personas viene dado por su carácter inherente. Jamás supe de una persona trabajadora que deje de trabajar por causa de la situación de un tercero.
4- La ayuda social sirve para atenuar un poco, sólo un poco, las diferencias de origen mencionadas en el punto 1. La competencia laboral es casi imposible de adquirir cuando la gente proviene de los sectores más desposeídos, se cría en ambientes violentos, sin agua potable, con malas escuelas y con enorme dificultad de acceso a la salud. Para poder minimizar estas diferencias casi insalvables de supervivencia es imprescindible un rol activo del estado. Si se deja al liberalismo en total libertad de acción la acumulación de algunos sectores, termina desposeyendo a los otros hasta de lo más indispensable, hasta del agua. Y si hubiera una forma de cobrar por el aire también lo harían, en desmedro de los pobres.
5- En lo que hace a la acusación de chantaje asistencialista del éxito eleccionario voy a analizar el funcionamiento del producto más vituperado de la ayuda social, la AUH. Este beneficio se otorga al padre o encargado de todo menor de 18 años que carezca de empleo registrado (y su cónyugue o el otro progenitor también esté en esta situación). En rigor, es un derecho otorgado a los menores y para lo cual el padre debe garantizar su concurrencia a la escuela y a los controles de salud y vacunaciones obligatorias. En este sentido es una prestación absolutamente transparente, universal y demostrable en cuanto al cumplimiento de los requisitos por parte de los beneficiarios. Aquí es imposible sospechar de partidismos o clientelismo. El acceso y consulta del beneficio y sus requisitos se pueden hacer por internet y todo el procedimiento es absolutamente abierto, verificable y demostrable. 
6- Respecto de lo de chantaje, baste decir que existe el voto secreto. 

d) Punto 8 (Acusación de no republicanismo de este modelo, en un pañuelo que parodia el de las madres de plaza de mayo)

Acá hay que hacer, necesariamente, una diferencia. En lo que hace a la burla al pañuelo de las madres de plaza de mayo, que es un símbolo de dolor y de lucha fiel, paciente, lúcida y pacífica, me repele y me dificulta un análisis concienzudo. Por ello, estuve tentado de pasarlo al nivel de las respuestas a) “análisis imposible por repugnancia”, pero creo que la primer parte del postulado, la acusación de república desaparecida, sí merece una respuesta. Pasando a la otra parte de la expresión, el republicanismo es un paradigma de estado en donde prima el derecho establecido y/o la voluntad del pueblo por sobre los deseos de los monarcas. A este respecto, nada del funcionamiento del estado puede ser antirrepublicano, salvo los decretos de necesidad y urgencia (DNU), establecidos desde hace décadas y que de todas maneras pueden ser revertidos en la legislatura, poder del estado que ha venido funcionando ininterrumpidamente desde 1983. Si fuera el caso de que se alega un uso abusivo de los DNU, les pido que vean una estadística comparativo de cantidad de DNU emitidos en los distintos gobiernos. Tampoco existe avasallamiento del poder judicial por parte del ejecutivo y la corte suprema de justicia, ha incrementado notablemente su independencia y la calidad de sus integrantes respecto del período anterior. Entonces, concluyo, es absolutamente reñida con la objetividad la acusación de desaparición (sí, nada menos) del republicanismo desde 2003 (comienzo del gobierno de Néstor Kirchner).

e) Respecto de las quejas a las restricciones a la libertad de lujo

Argentina es uno de esos raros países (fuera de USA) en los que mucha gente ahorra en dólares. Se puede argüir en defensa de ésta costumbre que sucesivos gobiernos se apropiaron del ahorro de la gente por la vía de la inflación o los manotazos a las cuentas bancarias. Ahora bien, desde octubre del año pasado, ciertos sectores (tenedores de divisas extranjeras y productores primarios aliados con medios de comunicación y periodistas contrarios al gobierno) iniciaron una apuesta especulativa en contra del peso con un doble propósito: Conseguir, de producirse una devaluación, potenciar sus finanzas, maximizar los ingresos de los sectores de producción primaria (básicamente el sector agroganadero) y provocar el disgusto del resto de la población. Este doble objetivo, económico y político, tiene como beneficiarios potenciales a una parte ínfima de los argentinos. Lamento las restricciones, pero entiendo que son tremendamente necesarias.
Respecto de las restricciones a las importaciones lo primero que hay que entender es que el mundo está en crisis, especialmente europa y estados unidos. Esto origina un excedente de mercancías que buscan colocarse como sea. Nuestra producción industrial prácticamente partió de cero en 2003 y sus bases cambiarias y de calidad son muy débiles, lógicamente. La producción industrial significa la abrumadora mayoría de los 5.000.000 de puestos de trabajo que este modelo ha creado. Creo que las molestias originadas por las restricciones a las importaciones (licencias no automáticas y otras) son mínimas respecto del bienestar de esa enorme masa de obreros y sus familias. De liberalizarse, por mínimamente que fuera, las importaciones empezaríamos a ver ollas populares y saqueos como hace 10 años. Esto se debe a la riqueza acumulada en nuestro pueblo y a la pobreza en otros lugares.

d) Reclamos atendibles

En relación con el sistema de salud comparto la preocupación pero quiero hacer un par de salvedades. En primer lugar, el subsistema de salud pública argentino es el mejor de latinoameríca (soy bioquímico y especialista en gestión pública y trabajé 13 años en la salud pública, en diversos niveles de intervención, así que algo sé del tema). No obstante, debería mejorarse y algo se ha logrado en estos años. Un elemento importante es el Plan Nacer (hoy llamado Programa SUMAR) que configura un importante esfuerzo por mejorar el subsistema. El subsistema de salud pública en argentina tiene el problema de que se rige por el modelo médico hegemónico y de allí se deriva la principal desviación: Por más que se inyecten fondos en el subsistema, terminan desviándose a los negocios privados de los médicos y el subsistema público sigue casi igual que siempre. Para corregir esto se produce la innovación NACER-SUMAR que busca asignar recursos en base a las acciones reales ern salud y a los resultados obtenidos en los indicadores

La inflación es un tema muy complicado, a ver: Ya en el año 1986 difundimos un artículo con la agrupación FUNAP en mi facultad, en donde alertábamos respecto de la escasa importancia de la inflación y del peligro que representaba configurarla como el peor mal a abordar. Ésta es un síntoma, simplemente y es inevitable cierta inflación en una economía que crece a tasas tan altas como la Argentina y con un crecimiento basado en el impulso al mercado interno. Si se dedicaran ingentes esfuerzos y fondos a frenar la inflación, podría hacerse (esto es lo que piden los que quieren “enfriar la economía”). Pero, cuidado, enfriar la economía implica FRENAR el desarrollo, la producción y el empleo. Nuevamente aumentaría peligrosamente la tasa de desempleo y empezaría a haber hambre y sangre en nuestras calles.

Respecto del transporte urbano, sí, ahí tienen razón. El transporte urbano (que es un problema particularmente agudo en la ciudad de Buenos Aires) en argentina es deficitario. Ahora, es un problema estructural y de larga data. Si conocen una forma de solucionarlo, avisen. Respecto, específicamente, de los ferrocarriles ya he escrito tanto pero tanto sobre el tema que ya estoy cansado. Mejorar el subsistema ferroviario nos va a costar un huevo y la mitad del otro, tal vez 20 años ininterrumpidos de esfuerzo, pero vale la pena. Algo bueno: Está tan por el piso el subsistema que es fácil producir aunque sea una mejora mínima.

En lo que hace al impuesto (mal llamado) a las ganancias, hay cierta razón. Este año el mínimo no imponible no se ha actualizado lo que representa una injusticia. Debiera actualizarse automáticamente en marzo o abril de acuerdo al promedio de los aumentos logrados por los distintos gremios. El resto del impuesto está bien, salvo el nombre, porque lo que graba no son las ganancias sino el ingreso por sobre el nivel de subsistencia. Yo sé en carne propia que el límite está bastante bien puesto. Debería, eso sí, hacerse más progresivo, grabando más fuertemente a los que más ganan. Pero eso, a los caceroleros no les haría mucha gracias que digamos, la verdad.

Lo de la inseguridad, que por algo lo dejé para lo último, es lo más difícil. La seguridad en Argentina es una de las mejores de todo el continente americano, sólo menor que la de Canadá, Chile y Estados Unidos. No obstante, es preocupante y no me explico cómo no se la puede mejorar. Bueno, en realidad, es evidente que gran parte de la inseguridad se explica, paradójicamente, por las propias fuerzas de seguridad, habituadas a las costumbres aberrantes de la dictadura: Falta de respeto por lo científico de su trabajo, apego a las costumbres violatorias de los derechos humanos e irrespetuosas de la ciudadanía y asociación a los grupos mafiosos. Estos problemas derivan del malsano concepto de “Autogobierno policial”. Este modo de relación sociedad-fuerzas de seguridad, consiste en poner al frente de la fuerza (en todo sentido) a efectivos con capacidad de mando y apego al poder corporativo. De tal manera, las policías se autogobiernan, incluso se autonorman y mantienen las “cajas”: Fuentes de financiamiento mafioso que lucra con la protección a los circuitos delictivos. Las más famosas de las cajas del autogobierno policial son las de la prostitución, de la droga y del juego clandestino. Yendo un poco más allá, se sabe que los piratas del asfalto, boqueteros, escruchantes , mecheras y otros delincuentes tambien están en sintonía, reciben la colaboración y las “zonas liberadas” y, asimismo, tributan a alguna caja. Es manifiesto que, cuando el poder político (que muchas veces se benefició y se financió de estas mismas cajas, especialmente en el conurbano bonaerense) le pone límites en algún tema o le saca alguna “caja”, los delitos violentos se incrementan y se hacen hasta truculentos.

En fin, hay que trabajar mucho en estos 5 últimos puntos, atendibles, de los caceroleros. Pero por lo pronto les pido que eviten los insultos, el odio y las pulsiones de muerte. No nos hagan tan difícil comunicarnos, si lo que quieren es ser escuchados.




 

Esteban Cámara

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