domingo, 7 de octubre de 2012

Exceso de confianza

No quiero ser alarmista, pero creo que estamos perdiendo la calle. Y la calle es nuestra, es nuestra, al menos desde el 17 de octubre de 1945. Si hasta la escritura tenemos, metafóricamente hablando.

No entiendo nuestra inacción, no basta con decir "El que quiera gobernar que gane las elecciones en 2015". Se pasan por el culo las elecciones, no las necesitan. A la oligarquía le da lo  mismo gobernar por un golpe de estado (uno más, jah), por elecciones fraudulentas o limpias o por un pleno de la ruleta. Nosotros seguimos militando en nuestras compus, en la tranquilidad de nuestras casas ... y ellos ganan la calle, o al menos, nos la disputan seriamente, cosa impensada hasta hace algunos años. Obvio, son manifestaciones de una cincuenteava parte de las que podemos hacer nosotros ... si las hiciéramos.

Me pregunto ¿hasta cuándo seguiremos haciéndonos los boludos los que apoyamos a este gobierno?: La insurrección de Gendarmería y Prefectura (igual a lo de Ecuador y Bolivia), el caceroleo (como en Santiago de Chile 1973), el paro de Moyano de junio, el permanente discurso destituyente de los medios. ¿Nos vamos a caer de la palmera de una buena vez?, ¿nos vamos a dar cuenta de que son intentos destituyentes, coordinados y centralizados? Me parece que estamos demasiado relajados y no estamos planteando acciones populares y masivas de neutralización de los sectores reaccionarios. Sigamos durmiendo, nomás, que cuando nos demos cuenta vamos a tener un problema grave.

Y me refiero a los que, como yo, estamos en el llano, no a los funcionarios, no a los dirigentes de la superestructura. Estamos demasiado confiados en que el gobierno gestiona bien. Y punto. No hay nada más, desde nuestro lado, no hay más acción salvo la "contrainsurgencia" digital que hacemos cada uno desde su compu, su casita.

Por ejemplo, ¿no podemos mandar un grupo a la tribuna de uno de esos programas tergiversadores y repletos de chicanas y mañas y empezar a contestarles?

Somos como un boxeador que pelea con los brazos quebrados, sólo con juego de piernas. Lo curioso es que tenemos los brazos sanos, íntegros, plenos de potencia. ¿Por qué nos convencimos que no tenemos que usar nuestra mejor arma, la movilización, la ocupación del espacio público? Sí, ya sé. Me van a decir que es riesgoso, que se pueden generar disturbios. Malas noticias: No existe el riesgo cero. Y es más riesgosa esta inacción.



Esteban Cámara

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