viernes, 16 de agosto de 2013

¿Quién quiere derrocar al gobierno argentino?

Reproduzco, parcialmente, de Resumen Ejecutvo, publicación vinculada al progresismo de USA (Lyndon Larouche), por Cynthia Rush:


¿Quién quiere derrocar al gobierno argentino, y por qué?


Introducción
La especie humana enfrenta ahora un momento decisivo en su historia. El sistema financiero global se desintegra a una velocidad vertiginosa, y la única medida ahora a la mano que puede enfrentar esa realidad, es la ley Glass-Steagall de 1933 que promulgó el Presidente Franklin Roosevelt, para cuyo restablecimiento se han introducido ya sendos proyectos en la Cámara de Representantes y el Senado de Estados Unidos. Con la separación de la banca comercial de la banca de inversión, la ley Glass-Steagall y la Comisión Pecora que la acompañó, se restableció la racionalidad financiera en Estados Unidos en medio de la Gran Depresión, y puso a una cantidad de banqueros delincuentes, entre ellos al clan de JP Morgan, en la cárcel donde deberían estar.
Se necesita urgentemente hoy el restablecimiento de la ley Glass-Steagall para poner en bancarrota a los depredadores financieros de Wall Street y sus aliados de la City de Londres, que tienen el propósito de imponer una dictadura fascista y la exterminación de la mayoría de la especie humana en un intento demente por salvar a la economía de casino que ellos han creado. Glass-Steagall es el primer paso necesario en un proceso más amplio, que incluye el establecimiento de un sistema de crédito hamiltoniano y un banco nacional para poner a Estados Unidos y al mundo en el rumbo hacia una verdadera recuperación económica, científica y cultural.
Hora tras hora se libra la batalla para lograr esa meta, en Washington y otras partes. La monarquía británica y sus mercenarios saben muy bien lo que está en juego, motivo por el cual han desplegado como hampones en contra de la movilización a favor de la Glass-Steagall en Estados Unidos encabezada por el estadista y economista físico Lyndon LaRouche, y en contra de cualquier nación que se atreva a desafiar sus dictados genocidas.
Argentina, que desde principios de 2003 bajo la presidencia de Néstor Kirchner inició una trayectoria de desarrollo soberano económico y científico opuesto a las políticas de austeridad del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha estado así en la mira de la oligarquía financiera angloholandesa y sus aliados los fondos buitres especuladores, en particular desde que desafiaron a estos depredadores con la restructuración de sus $85.000 millones en bonos impagos en 2005, forzando a los acreedores a aceptar una quita del 60%. Cuando estalló la crisis financiera internacional en 2008, con la imposición subsecuente de la austeridad salvaje a naciones como Grecia, se comenzó a discutir el modelo argentino para reestructurar la deuda como alternativa.
Los banqueros horrorizados temieron que naciones como Grecia, España, Italia y otras, no solo verían el modelo de suspensión de pagos y reestructuración soberana de la deuda de Argentina, y desarrollo económico soberano como una alternativa al FMI y los dictados de austeridad de la City de Londres que están matando a sus ciudadanos, sino que además tomasen las medidas adicionales necesarias de desechar de plano al euro, reestablecer las monedas soberanas nacionales y separar la banca productiva de la especulativa como piedras angulares para crear todo un nuevo sistema de crédito.
No temían tanto que Europa fuese a adoptar las medidas específicas de Argentina –que de hecho todavía les falta un sistema elaborado de la normativa Glass-Steagall y de crédito hamiltoniano como propone LaRouche—sino más bien que se sumarían a Argentina en el principio de que la gente es primero que los bancos, que la producción debe reemplazar a la especulación, y de que la soberanía nacional debe prevalecer sobre la globalización.
De ahí la histérica respuesta que dio la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, el 21 de septiembre de 2011 a un periodista que le preguntó sobre la posibilidad de que Grecia adoptase el modelo "argentino", y dijo: "Encuentro tales comparaciones odiosas… No puedes comparar la situación con la de otro". Sin duda que ella recordaba la aseveración del finado Presidente Néstor Kirchner del 15 de abril de 2005 en Munich, Alemania, de que "hay vida después del Fondo y es una muy buena vida", donde se hacía eco de la famosa declaración de Lyndon LaRouche en 1995: "Si hay vida después de la muerte del FMI". En junio de 2012, cuando el número de víctimas en el sur de Europa alcanzaba niveles impactantes como resultado de la austeridad asesina impuesta por la "Troika" del FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Unión Europea (EU), la dirigente política alemana Helga Zepp-LaRouche puso más nerviosa a Lagarde y a sus cómplices de la Troika, cuando publicó su informe Un milagro económico para Europa del Sur y el Mediterráneo con el subtítulo de ¡Sí hay vida después del euro!.
Los ataques repetidos de la Presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner a la viciosa austeridad de la Troika y a la especulación desenfrenada y el "dinero virtual" que domina el sistema financiero global, no le ha granjeado el cariño de esos genocidas.
¿Qué pasa con los líderes europeos?, se preguntó el 1 de marzo de este año, en la apertura de las sesiones legislativas de 2013 del Congreso Nacional. "¿Cómo puede ser que quieren sacrificar países enteros por grupos pequeños que quieren —como son estos fondos buitres— imponerles condiciones a todo el mundo? La verdad que no lo puedo entender". La cuestión es, dijo ella, si los dirigentes y gobiernos del mundo "van a permitir que un puñado [de depredadores], que puede cabernos en esta mano, arruine a todo el mundo, a las sociedades, con millones de desocupados, de desahuciados, de gente que se suicida, que pierde el trabajo, que no tiene estudio, que no tiene casa, o van a privilegiar a sus sociedades, a sus pueblos, a sus países, a sus historias, a sus patrimonios… ¡Esto es lo que está en juego hoy en el mundo! ¡Tienen que entenderlo!"
En un discurso que dio en Cannes, Francia, en noviembre de 2011, planteó otra cuestión directamente: "¿A quienes vamos a financiar?", preguntó. "¿Vamos a seguir financiado a los brokers que solamente hacen derivados financieros o vamos a financiar a los que producen alimentos, bienes y servicios? Esta es la clave".
Luego indicó que no eran necesarias las políticas de austeridad, sino las políticas de crecimiento como las que se estaban aplicando en Argentina. Ahí mismo explicó que se tiene que hacer frente al sector financiero para que apoye al sector productivo, a fin de crear empleos, con lo cual se genera mayor consumo en todo el mundo, para que podamos restablecer el equilibrio y la cordura, la cual muchos importantes dirigentes con grandes responsabilidades institucionales parecen haber perdido.
¿Por qué Argentina?
Lyndon LaRouche ha comentado a menudo que Argentina ha sido siempre un blanco de ataque de la oligarquía financiera angloamericana porque, como lo señaló en enero de 2004, fue "en el siglo pasado, en varios momentos, la tercera y cuarta en el mundo en niveles de vida, productividad y demás. A pesar de todas las calumnias, era una gran economía; y por lo tanto, eso es un insulto para quienes en Norteamérica piensan que los sudamericanos tienen que ser estúpidos e incapaces".
El gobierno de Néstor Kirchner, de 2003 a 2007, seguido del de su esposa Cristina Fernández de Kirchner desde 2007 hasta el presente, han sido particularmente ofensivos para los angloamericanos. Pero las ofensas son anteriores a los Kirchner; datan desde el 2 de abril de 1982 aterrizaron en las Islas Malvinas para retormarlas del imperio británico, que las había incautado ilegalmente en 1833. El imperio nunca le ha perdonado a Argentina su insubordinación.
Néstor Kirchner se burló del FMI, del Banco Mundial y de sus socios que habían saqueado de manera tan brutal a Argentina durante la década de 1990, lo que llevó a la peor crisis financiera en la historia de la nación, que culminó en diciembre de 2001 con la suspensión del pago del servicio de $85.000 millones de dólares en deuda externa. Desde el momento en que asumió el cargo el 25 de mayo de 2003, Kirchner dejó en claro que no tenía ninguna intención de doblegarse a las exigencias de austeridad genocida del FMI para pagar la deuda de Argentina y que haría del interés del pueblo argentino su prioridad primordial, no el de los bancos. Como lo señaló en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2003, "los muertos no pagan sus deudas".
En marzo de 2005, Kirchner concluyó con éxito la reestructuración de la deuda soberana en suspensión de pago por $85.000 millones de dólares, mediante la cual los acreedores sufrieron una quita del 60%, y un mes después declaró desde Alemania que el incumplimiento de Argentina en 2001 había sido producto de "un modelo político-económico al servicio de intereses ajenos al bien común que favoreció la proliferación de los genocidas y ladrones". Con la reestructuración, agregó, se superó uno de "los mayores obstáculos para la economía".
En diciembre de ese mismo año, utilizó las reservas del Banco Central para pagar los $9.800 millones de dólares que le debía Argentina al FMI, y explicó que la deuda con el Fondo "ha sido un constante vehículo de intromisiones… y ha sido fuente de exigencias y más exigencias" que han generado "pobreza y dolor en el pueblo argentino de la mano de gobiernos que eran proclamados alumnos ejemplares del ajuste permanente".
Las acciones de Kirchner enfurecieron al FMI, a la City de Londres y a Wall Street, que hasta la fecha continúan con sus esfuerzos para tratar de darle al país un "horrible escarmiento" por haber tenido las agallas de mandarlos a todos ellos al infierno. Muchos de los fondos buitres depredadores de la oligarquía financiera, que habían especulado con la deuda depreciada del país antes de la suspensión de pago, se rehusaron a participar en la reestructuración y se han pasado los últimos diez años, con la bendición de los gobiernos de Bush y de Obama, acosando a Argentina con demandas judiciales interminables y la incautación de activos del gobierno en todo el mundo, en un intento de coaccionar a Kirchner, y luego a su esposa Cristina Fernández, para someterlos, pero ha sido en vano.
La insistencia de los Kirchner en definir una misión nacional para su país, con base en su compromiso histórico por el desarrollo económico, en especial el desarrollo industrial y los avances científicos y tecnológicos, con un énfasis especial en la energía nuclear y la tecnología aeroespacial y satelital, también enfurecieron a Wall Street y a la City de Londres. En 2006 Néstor Kirchner revivió el programa nuclear de Argentina "como una política de Estado", luego del desmantelamiento parcial de los programas nucleares que ocurrió durante el régimen del FMI en los noventas que provocó un éxodo de miles de científicos argentinos fuera del país.
Desde 2003, los Kirchners aumentaron la inversión en ciencia y en tecnología en 937% y repatriaron a casi mil científicos que se les había forzado al exilio. El gobierno argentino ha rechazado la demencia "verde" de la monarquía británica, y ahora contempla la construcción de su cuarto y quinto reactor nuclear. Hoy en día cuenta con el mayor número de científicos per capita (3 por cada 1000) de Iberoamérica, y ha establecido una relación de cooperación con el prestigioso Instituto Max Planck de Alemania, el cual ha convertido a Buenos Aires en la sede de sus actividades en Iberoamérica.
En la década transcurrida desde que Néstor Kirchner asumió el cargo, Argentina ha experimentado un crecimiento económico impresionante, ascendiendo "del Infierno hasta el Purgatorio", como lo señaló el mismo Kirchner. En un discurso que dio en Quito, Ecuador, en marzo de 2007, Cristina Fernández de Kirchner explicó que su esposo se había basado, para su programa de desarrollo de la infraestructura, en el Nuevo Trato de Franklin Delano Roosevelt.
Desde 2005, la economía de Argentina ha crecido a un ritmo del 8% al año, haciendo de Argentina la segunda nación con el crecimiento más acelerado en el mundo después de China. Se han generado más de 4 millones de empleos productivos, se renacionalizaron los fondos de pensión (AJFP) que había privatizado el consentido del FMI, el ex Presidente Carlos Menem, al igual que la compañía petrolera YPF que también se volvió a nacionalizar, e inspiró a la juventud para asumir responsabilidad por el futuro de su nación.
Estos logros impresionantes que han inspirado un sentido de optimismo en el país, en especial entre los jóvenes, marcan un duro contraste con la desesperación y pesimismo que cunde entre las poblaciones sufridas del sur de Europa. Sin embargo, en un ataque de furia inaudito, en febrero de este año el FMI tomó la medida sin precedente de censurar a Argentina por presentar supuestamente estadísticas fraudulentas sobre el crecimiento y la inflación, una acusación particularmente ridícula viniendo de la institución que en la década de los noventa le recomendó a Colombia que contabilizara los ingresos provenientes de la marihuana y de la coca como parte del cálculo oficial de su PIB. El Fondo ha amenazado a Argentina con que, si no cambia su metodología estadística "inaceptable", podría ser expulsada de esa institución.
Lo que más enfurece al FMI, como dijo Cristina Fernández el 1 de marzo de este año, "es que fundamentalmente, hemos tenido éxito sin seguir sus políticas. Es más, hemos ido a contramano de todas y cada una de las cosas que nos decían que teníamos que hacer y nos fue bien. Eso es lo que no nos perdonan y por eso nos quieren castigar".
La reina: mátenlos a todos
¿Quién está detrás de este ataque al gobierno argentino? Muchos argentinos de buena voluntad se ciegan con su insistencia de tratar de responder a esta interrogante desde adentro, comenzando de manera insensata con criterios políticos internos, como si fuesen lo determinante. No lo son.
Detrás del asalto a Argentina está la reina de Inglaterra y el conjunto de instituciones financieras que controla su monarquía —el FMI, el Banco de Pagos Internacionales (BPI), la Comisión Europea (CE), y el Banco de Inglaterra, entre otras— cuya respuesta a la desintegración financiera ha sido planificar una dictadura hitleriana global e imponer una política de despoblación con una austeridad draconiana para salvar los miles de billones de obligaciones financieras impagables que infestan al sistema financiero mundial.
El vehículo seleccionado para llevar a cabo esa política no es el tradicional paquete de rescate externo del pasado, sino cada vez más el "rescate interno" (o "bail-in", como le dicen en inglés) o el enfoque de la "reorganización bancaria", mejor conocido como el "Prototipo Chipre", que se utilizó por primera vez en marzo de 2013 para encargarse de la explosión financiera en Chipre. ¿Cuál es el propósito? Se trata derescatar a las llamadas Instituciones Financieras Sistémicamente Importantes y Globalmente Activas (G-SIFI, por sus siglas en inglés) y sus tenencias de aproximadamente $1.400 millones en derivados financieros cancerosos, a costas de los depositantes que serán forzados a sacrificar sus cuentas bancarias, ahorros, niveles de vida, empleos y a fin de cuentas sus propias vidas para que los parásitos financieros puedan seguir existiendo. En otras palabras, asesinato.
Aunque la política de rescate interno se impuso formalmente en el Grupo de los 20 (G-20) desde 2009, Chipre fue el primer caso en que se probó y desde el punto de vista de los buitres financieros fue un éxito total. La incautación de los "depósitos sin garantía" por encima de los 100.000 euros (aunque el supuesto de que los depósitos menores que ese límite están garantizados es mentira también) para convertirlos en acciones comunes sin valor del quebrado Banco de Chipre, provocó una ola de insolvencias en pequeñas y medianas empresas, pérdida de puestos de trabajo, recortes salariales, la desaparición de alimentos básicos y medicinas, el cierre del comercio, un enorme sufrimiento humano y la caída de la esperanza de vida.
Esa era la intención, y Chipre fue solo el comienzo. La política de rescate interno ya se ha convertido en ley en el Reino Unido, en Canadá y Estados Unidos, pues está incorporada en el Título II de la fraudulenta ley dizque "regulatoria" Dodd-Frank que los lambiscones de Wall Street aprobaron en el Congreso de Estados Unidos para impedir la adopción de la Glass-Steagall. También se está adoptando rápidamente en la zona del euro.
En su informe anual, publicado el 23 de junio, el BPI alega incluso que la política de imprimir dinero de la Reserva Federal de Estados Unidos, la llamada Emisión Cuantitativa, ya no es necesaria ya que el juego de moda ahora es la austeridad fascista, el robo de los depósitos bancarios de los ciudadanos y su conversión en acciones bancarias que no valen nada.
Cualquier afirmación de que los inversionistas especuladores serán obligados a asumir una "quita" como parte de este plan, es un fraude. Estos asesinos no quieren tener nada que ver con la quita que fueron obligados a asumir los acreedores de Argentina. Más bien, como lo advirtió Lyndon LaRouche el 15 de febrero en una videoconferencia por Internet, el plan de la oligarquía consiste en eliminar porciones de sus obligaciones de deuda monetarista, para crear un sistema bancario "de menor tamaño pero más tacaño" en el cual solo un pequeño grupo de élite selecta tendrá acceso a los volúmenes necesarios de dinero, mientras que el resto de la población mundial "se muere de hambre, rápidamente… Este es el plan de reducción de la población más grande en la historia conocida hasta ahora".
Como lo declaró JPMorgan-Chase en un informe oficial fechado 28 de mayo de 2013, titulado "Ajuste en el área del euro, como a medio camino", la aplicación de esa política va a requerir la eliminación de las constituciones antifascistas adoptadas en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, y sustituirlas con regimenes autoritarios.
Wall Street: tumben al gobierno
En este contexto, la persistencia de Argentina en su derecho al desarrollo económico soberano es una espina dolorosa en el costado del imperio británico, la cual está determinado a sacarse. Derrocar gobiernos o asesinar líderes políticos indeseables es el procedimiento operativo imperial normal por siglos.
De ahí la andanada de ataques en los medios que hablan por la City de Londres como el diario Financial Times o la revista Economist o de sus socios al otro lado del Atlántico como el diario Wall Street Journal, con la intención de aislar al país, caracterizando a la Presidenta Fernández como "autoritaria", "corrupta", carente de respaldo popular, y gobernante de un país al borde de la implosión económica, etc.
Las armas preferidas del imperio son los depredadores fondos buitre, los mismos que por décadas han hecho presa de los empobrecidos países de África y Asia, y más recientemente de Grecia, Italia y España. Utilizando su grupo de fachada, la AFTA (siglas en ingles de la American Task Force Argentina), los especuladores multibillonarios Paul Singer, Kenneth Dart y los fondos que controlan, Elliott Associates, NML and Aurelius, han desplegado una campaña virulenta e implacable contra Argentina, exigiendo que Fernández de Kirchner les pague el valor total de sus bonos impagos, los cuales ellos compraron a unos cuantos centavos por dólar antes de la suspensión de pagos de Argentina en 2001.
Al mismo tiempo que atizan un ambiente de violencia en Argentina en contra de Fernández, que a menudo borda en las amenazas de asesinato, los buitres recurrieron a la incautación del buque escuela Libertad de la Armada de Argentina, cuando el buque estaba en Ghana el 2 de octubre de 2012, una violación flagrante de la soberanía nacional dado que al buque lo protegía la inmunidad diplomática. Luego el juez federal de Nueva York, Thomas Griesa, aumentó la presión cuando emitió su fallo el 21 de noviembre de 2012, de que Argentina debía pagar a los buitres $1.330 millones de dólares, en el mismo momento en que tenía programado pagar $3.300 millones a los titulares de los bonos que participaron en la reestructuración de 2005. La intención evidente era poner en quiebra al gobierno argentino al momento.
La Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York emitió un fallo después para suspender el de Griesa, lo cual dio a Argentina un aplazamiento y se espera una decisión al respecto en poco tiempo. Sin embargo, durante todo este proceso, los buitres de la ATFA han aumentado sus presiones, mediante anuncios en la prensa internacional donde acusan a Argentina de ser un "narco Estado" y un "Estado forajido" que se rehúsa a honrar demandas dizque "legítimas" de supuestos acreedores "honrados".
¿Desde cuando acá son estos especuladores profesionales "acreedores honrados"¿Vamos a creer que los fondos buitre con sede en el Territorio Británico Ultramarino de las Islas Caimán, donde la principal actividad económica es el lavado de dinero, están verdaderamente preocupados por el narcotráfico en Argentina?
Fernández de Kirchner no ha vacilado en insistir en que el asalto de los fondos buitre y las agencias calificadoras asociadas a los mismos, las cuales siguen prediciendo una suspensión "inevitable" por parte de Argentina, constituye simplemente un intento de chantajear al país para que retroceda en la defensa de su soberanía.
En su discurso del 21 de noviembre de 2012, en la conmemoración de la batalla de Vuelta de Obligado del 20 de noviembre de 1845, en la cual las fuerzas patriotas mantuvieron a raya a una flota anglofrancesa que pretendía imponer el libre comercio a la Confederación Argentina, Fernández señaló que la negativa de pagar a los buitres "es otra Vuelta de Obligado... [y] continuaremos luchando como en Vuelta de Obligado". Allí ella invocó el nombre de Luis María Drago, el canciller argentino que ganó fama en 1902 cuando defendió la Doctrina Monroe para enfrentar la política contraria de Teddy Roosevelt de la diplomacia de las cañoneras que le permitió a las potencias europeas cobrarle una deuda a Venezuela.
Fernández no es el único objetivo de la desestabilización. El imperio también apunta hacia la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que tampoco ha estado siguiendo recientemente los dictados de Londres. Brasil es un polvorín político debido a que por décadas ha dependido del saqueo que impone el imperio a través del acarreo de fondos que hacen los capitales golondrinos, a través de los bancos del Grupo Inter-Alpha, al lado de una élite nacional que históricamente ha sido totalmente oligárquica en su falta de interés en los apuros de la mayoría de la gente.
Pero no hay duda de que fue el imperio británico el que desató las protestas masivas que han golpeado al país en las últimas semanas, junto con la manipulación financiera y los ataques a Rousseff por atreverse a alejarse del libre mercado.
El 8 de junio de 2013 el semanario londinense Economist sacó una nota muy explícita. Ataca a Rousseff y a su ministro de Finanzas, Guido Mantega, por atreverse a bajar las tasas de interés, lo cual entorpece el acarreo de fondos. El gobierno "desistió de la reforma del mercado y gastó sin remordimientos", despotricó el Economist, y le recuerda que el pasado diciembre le había exhortado al gobierno para "dejar de intervenir y dejar que ruja el espíritu de los animales", despidiendo a Mantega.
Para concluir su amenaza, el Economist concluye con: "Cualesquiera que sean los errores de la señora Rousseff, son pequeños comparados con los de, digamos, Cristina Fernández de Argentina".'
Para ayudar a fomentar el caos político y económico dentro del país, el Economist y sus amos de la City de Londres pueden contra con sus piezas leales como la probritánica Sociedad Rural Argentina (SRA), voz de la oligarquía terrateniente latifundista [aunque el nombre podría confundir a cualquiera en el resto del mundo, suponiendo que se trata de campesinos sin tierra] con sus afiliados en las élites del Jockey Club, y el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, el perpetuo aspirante presidencial que comparte la perspectiva feudalista del ex presidente de España, el fascista José María Aznar y con Mario Vargas Llosa, ambos enemigos declarados de la institución del Estado nacional soberano.
La Sociedad Rural, que encabezó una huelga de productores agrícolas en 2008 con el propósito de derrocar al gobierno de Fernández, no ha sido nada más que un instrumento del imperio británico. Fueron acérrimos defensores de la dictadura militar de 1976-1983, a la cual alaban por su "correcta conducción económica" y fortalecimiento "de los principios de la libre empresa y de la iniciativa privada". Nada de que sorprenderse: El fascista ministro de Economía de la junta fue ninguno otro que el ex presidente de la SRA, José Martínez de de Hoz.





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